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Pío Fernández Mulero fue un albaceteño desconocido para muchos pero admirado y envidiado allende los mares. Hijo de un tiempo postergado; cuando hablamos de Pío −que siempre firmaba como Mulero−, se nos presenta un ser humano poliédrico, caballeroso y valiente elevado a protagonista de la mayoría de edad de la Aviación española, hasta que un disparó rifeño le atravesó la cabeza. Bajó el timón y planeando, volvió a elevarse. Como héroe terminó la guerra, y en la paz, ostentó la presidencia del RACE.
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