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Desconocido lector: Yo sentía la necesidad de decirte algunas cosas, no muchas, antes de que leyeras los versos que a continuación se escriben; y a fe de caballero que, de conocerte, lo hubiera hecho de palabra y al oído, en tono de confidencia, ya que no otra cosa sino eso es lo que voy a escribir, por no tener el gusto y el honor de haberte conocido. Se trata simplemente de que tienes en las manos un libro de versos; pero no como los demás libros de versos. «Versos de amor» los pensaba titular y esto ya te dará idea de que son esos versos que todos hacemos a la edad feliz en que comienzan los amores. Solo te pido que, al juzgarlos, no veas en su autor más que al muchacho de dieciocho años que no sabía sino querer.
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