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Una feria es, ante todo, un espacio de encuentro y celebración colectiva. Va unida, ineludiblemente, al intercambio de productos. Se confunde, en ese sentido, con los mercados. Pero tales transacciones económicas suponen una comunicación entre personas. Eso las hace inseparables de otras permutas, reciprocidades y cambalaches. Alrededor de las compraventas se desarrollan nuevos conocimientos, complicidades, diversiones y claro está, por qué no decirlo, pendencias e intereses encontrados, que eso sí el ambiente festivo ayuda a resolver más fácilmente. En cualquier caso, la historia accesible a nuestro conocimiento nos enseña muchas cosas y deja translucir otras. La historia de la Feria de Albacete que en esta obra se narra no sólo pretende enseñar, ayudar a comprender su origen y su posible futuro. Intenta también prolongar, a través de la lectura individual o colectiva, el ambiente festivo, amistoso y acogedor que caracteriza a la Feria. La conmemoración del III centenario de la confirmación de la Feria de Albacete por el rey Felipe V, además de una celebración especial, es una oportunidad para conocer y reflexionar sobre nuestra feria. La Feria de Albacete supone un paréntesis temporal donde el ocio convive estrechamente con los tratos comerciales, y todo presidido por la Virgen de los Llanos, cuya imagen se traslada al recinto ferial para tutelar esos días.
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