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En este libro se ha querido documentar, ayudar, en la medida de lo posible, a la comprensión y apreciación del valor que reúnen unas piezas aprendidas y transmitidas en la tradición artesanal y dar a conocer un testimonio que en su arraigo y en la autenticidad de sus formas culturales esgrime las razones por las que hay que recoger y proteger lo que aún queda. Creo que la alfarería tradicional no va a ser ya nunca una actividad económicamente rentable, pero su riqueza etnológica le hace acreedora de la pervivencia, como hecho cultural, de sus formas y procedimientos y de una labor de documentación científica exhaustiva y detallada que deben ser garantizadas por un generoso mecenazgo público, debidamente estudiado y programado.
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