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El romancero oral ha estado tradicionalmente marginado en los estudios de literatura española. O quedaba en manos de eruditos locales amantes
del Folklore, o servía de mero soporte al mejor conocimiento y restauración del romancero literario de fines de la Edad Media y primera mitad
del siglo XVI, o se confundía con el de los pliegos de cordel memorizados por el pueblo. Recientemente, la forzada revivificación de las culturas regionales y tradiciones locales propiciada por el Estado de las Autonomías ha venido a hundir todavía más en el mundo de la erudición acientífica el estudio de la literatura artesanal y de otras manifestaciones de la cultura popular. Si a esto añadimos el hecho de que la elección de una unidad administrativa de tan próximo origen (la provincia de Albacete") como marco geográfico de una investigación sociocultural sólo puede ser defendida como concesión a la conciencia política de los españoles de hoy y no históricamente, resulta claro que Francisco Mendoza ha tenido que remontar una difícil corriente para elaborar una tesis doctoral sobre El romancero oral en la provincia de Albacete.
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