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Los musulmanes introdujeron las alfombras en España y desde el siglo XI se tienen noticias de su fabricación en lana con técnica de nudo en localidades musulmanas del territorio que hoy pertenece a la provincia de Albacete. De los testimonios islámicos conocidos se puede pensar que la mayor parte de los centros de producción de alfombras hispano-musulmanas se encontraban en el sureste y en particular en el Emirato de Murcia y que dentro de éste destacaban algunas poblaciones de la zona, especialmente Chinchilla. De fechas muy posteriores, a partir del siglo XIV, se conocen referencias documentales sobre la tejeduría de estos productos en otras localidades albaceteñas, lo que puede interpretarse como un establecimiento de varios talleres tras una lenta expansión de la manufactura desde los focos iniciales. Los centros principales fueron –además de la mencionada Chinchilla– Letur, Hellín y, sobre todo, Alcaraz y Liétor, cuyas alfombras, sin lugar a dudas, alcanzaron el mayor renombre en Castilla durante los siglos citados.
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