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El autor propende a la exposición en forma de retablo de los seres que, en su opinión, han dado lustre y esplendor a Hellín a lo largo de su historia. Adentrarse en Hellineros ilustres es como hacerlo en un museo imaginario desde donde nos contemplan decenas de ojos de antepasados cuya huella pervive; ojos, rostros, nombres más o menos familiares, documentos y fotografías que son auténticas joyas. No se trata, claro está, de biografías exhaustivas –eso lo deja Moreno para sucesivos investigadores–, sino de semblanzas biográficas, muchas de alto valor histórico y literario, de apuntes y perfiles, perfectamente documentados. El conjunto, más que un racimo desgranado, constituye un grupo antropológico de personalidades variopintas procedentes de todos los estratos sociales y que, desde sus respectivos ámbitos, dignificaron a Hellín, le dieron consistencia y constituyen motivos de orgullo para las generaciones actuales. Como decíamos, Hellineros ilustres es fruto de una larga gestación que refleja la gran preocupación del autor por este tema.
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